Cadena de favores

Uno nunca sabe lo que va a pasar, pero si se va por la vida siendo buena...es obvio que pasan cosas buenas...la cosa es que ser buena no es tan fácil.
El viernes pasado había dormido como 3 horas y estar despierto y rindiendo era todo un reto. Ya había probado con el pack anti caña de la vida y NADA. Tenía el cuerpo hecho sushi, me tomé como 3 jugos y nada, tomé té, café, comi fruta...parece que estaba destinada a pasar el día siendo un estropajo.
Como la concentración laboral era...IMPOSIBLE...viernes y con caña...cualquier excusa para sacar la vuelta bienvenida sea.
Fui así como amablemente me ofrecí a ir a comprar unos chocolates que se necesitaban para una capacitación.
De regalo para mis co-workers les llevé calugones pelayos, muy de colegio.
Llegué de vuelta a la ofi y estaba el señor que estaciona los autos, Juanito, estaba lejos pero era obvio que quería un calugon.
Camine hacia a donde estaba y le pregunté:
Yo: ¿Almorzó?
Juanito: Sí, niña ya almorcé (pongale acento peruano)
Yo: ¿Comió postre?
Juanito: No..no comi
Yo: Tome entonces un caluguita para endulzar la vida.
Me fui feliz de vuelta al trabajo y paso el resto de la tarde punta y codo luchando para no morir del sueño. A las 7 de la tarde, cuando volvía a mi casa fui hasta mi auto y Juanito me lo había lavado...estaba más lindo que nunca mi autito limpiecito con amor...
Yo le pregunto cuánto le debo y me dice con más acento peruano que nunca, no nada, no se preocupe, es de agradecer...me lavo el auto por una caluga yo pensaba...entonces le dije y si le doy una mandarina...me encantaría dijo.
Juanito se fue feliz con su mandarina y yo mucho más con mi autotito limpiecito.